domingo, 12 de diciembre de 2010

SE CONFIESA CULPABLE: “YO MATÉ A MI PADRE…”

Durante esta charla nos acercamos al personaje horazeriano y dejamos de lado el saco de Director de la EPCCOM, nos olvidamos que tenemos frente al profesor de la especialidad de periodismo, que no hay comisiones que entregar por más que delante tengamos al editor y también periodista. Comenzamos esta entrevista con la más inverosímil de las confesiones, como si se tratara de un cuento policial, donde Maynor es el principal protagonista. Era aún estudiante, cursaba el cuarto de media cuando lo asesinó, “Cometí parricidio”, confiesa sin titubeos. Luego, sería recluido en el penal de Lurigancho, “Tres meses que no se los deseo a nadie”.

Por: Arturo Del Carpio



Cuéntenos, cómo nació su vocación literaria?
Nace de mis lecturas, de los cuentos que me relataba mi madre, también mi padre me leía libros desde muy chico. Y mi abuela era una contadora de historias, no de cuentos sino historias de la vida real, quien cada vez contaba que a su esposo lo habían asesinado, y entonces ella contaba ese crimen cada vez de manera distinta. Era una mujer de gran imaginación.
Es conocido que todo literato tiene un punto de partida o de quiebre. Ese momento llegó en su vida?
Bueno, esto ha sido una cosa paulatina. La literatura es prácticamente como dice Javier Heraud, un oficio de alfarero, al principio hace una olla o un recipiente sencillo, ya luego le va dando la forma de un ave, de un jaguar, etc. Lo mismo sucede con la literatura donde uno va adquiriendo técnicas que lo ayudan a poder trasmitir aquello, también una riqueza de palabras, un vocabulario más rico cada vez.
Usted habla de técnicas y de ir recopilando, de encontrar las palabras. En los salones de clase, cuando estaba en la universidad que libro o autor lo llevó a la literatura?
Yo escribí antes de entrar a la universidad. Gané un premio en cuarto de media, en un colegio que era un poco semilla de maldad, porque yo era un palomilla. Terminé en el Cristóbal Colón y ahí un profesor Patillo hizo un concurso y lo gané con un cuento. Había leído a Dostoievski, y aproveché para cometer parricidio, maté a mi padre figuradamente. Él no era malo, simplemente uno creía pues en una libertad. Son cosas que a la distancia uno lo ve risueñamente, pero en ese instante de adolescente era muy importante la calle y los amigos, el dársela de hombre fumando un cigarrillo o tomándose una copa, y el padre era el veto. “Lo maté pues y gané”.
Profesor fue ese entorno universitario que lo contactó al grupo Hora Zero o fue en una época posterior que los llega a conocer?
No, más bien el Bar Palermo. Mi gran escuela de literatura fue este bar donde tuve la suerte de conocer a E. Vargas Vicuña, Oswaldo Reynoso, Washington Delgado. También a Jorge Acuña, Luis Figueroa Yabar, Pancho Izquierdo. Pero, a su vez llegaron estos muchachos de Hora Zero, quienes eran medios iconoclastas, medios sacratas, anarquistas, me gustaba esa forma de ser. Esa libertad que también se manifestó en una gran libertad para escribir me gustó mucho, me ligué a ellos y nos terminó por ligar la calle.
Fue la literatura una herramienta o una vocación que lo llevó al periodismo?
Yo creí que estudiando periodismo iba hacer literatura y no fue así, porque en un cuento lo último es el desenlace y en cualquier tipo de información sea noticia o reportaje, crónica, lo primero es el desenlace y no se sabe quien murió o quien lo mató, es una cosa distinta. El periodismo se basa en hechos, lo que si me sirvió mucho del periodismo es para escribir porque uno escribe todos los días, que mejor ejercicio que el de la escritura.
Profesor para concluir la entrevista que nuevo proyecto se viene?
Bien, esta en imprenta por ahí “Famosos de la Literatura Peruana y Latinoamericana”, este es un libro periodístico, de entrevistas, comentarios, crónicas, reportajes acerca de literatura, de novelistas, narradores, de poetas y críticos. Eran 90 textos pero ahora los han aumentado a 111.
Y algún cuento o novela?
Tengo una novela sobre Manuel Morales, quien estudió en la Villarreal como los de Hora Zero. Manuel murió en Brasil. Yo fui a Brasil el año pasado y estuve en Bahía. Soy un gran lector de Jorge Amado y lo junto a Manuel con algunos personajes suyos, en la bajada de Pelourinho de Bahía. Manuel no vivió ahí, sino al sur de Brasil, pero lo he llevado haciendo ficción. El huyó del país porque sufrió un desengaño sobre sus ideas revolucionarias y sobre lo que era el movimiento de revolución en el gobierno de Velasco, por el cual dicho sea de paso estuve en prisión, en el penal de Lurigancho, “tres mesesitos que no se lo deseo a nadie”.

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